CURDA
Luego de andar y
merodear un rato, la encontró. Su cabello se repartía graciosamente,
recogiéndose en la nuca y soltándose en las sienes.
Vestía algo
excesivo para la ocasión, y además tenía descosido el ruedo.
Saludó sin mirar,
como si lo esperara y sin sorpresa. Hablaba con gracia inigualable, dando
certezas e incertidumbres...improvisando, creando dudas y apenas si se
desnudaba un poco, al reírse desparpajadamente de sus defectos...y a
carcajadas.
Lo fue
seduciendo...él nunca podría llegar a saber lo que ella pensaba, no cabía forma
de captar la dirección de su mirada, ni siquiera un sentido.
Comenzó a
prometerle remedios mágicos, la conquista de amores reales, imposibles, extendidos en el tiempo, inmortalidades y otras ventajas aparentes.
Al tiempo se dio
cuenta de las imposibilidades circunstanciales, pero entonces...
entonces ya
estaba dentro.
“Estás muy loca
nena” le dijo y encendió el motor en un polucioso ronquido, alejándose de a
poco sin poder dejar de mirarla por el espejo retrovisor...ella, colocándose
sus grandes gafas marrones y acomodándose las medias rojas, mientras reataba el cabello en
un alto y apresurado rodete, sin mutación alguna susurró... ''pufff! dime algo
nuevo alguna vez” y a pasos lentos siguió su
camino silbando bajito.
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